Feria
Verde
Martes
27 de enero
ANTÍFONA
DE ENTRADA Mt 16, 18-19
Tú
eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno
no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos.
ORACIÓN
COLECTA
Dios
nuestro, que, a fin de suceder al apóstol Pedro, elegiste a tu siervo Francisco
para que fuera el pastor de todo tu rebaño, mira con bondad al pueblo que te
suplica, para que, quien hace las veces de Cristo en la tierra, confirme en la
fe a sus hermanos; y haz que toda la Iglesia viva en comunión con él, por el
vínculo de la unidad, del amor y de la paz, a fin de que todos encuentren en
ti, Pastor de las almas, la verdad y la vida eterna. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA
LECTURA
Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu
voluntad.
De
la carta a los hebreos: 10, 1-10
Hermanos:
Puesto que la ley de la antigua alianza no contiene la imagen real de los bienes
definitivos, sino solamente una sombra de ellos, es absolutamente incapaz, por
medio de los sacrificios, siempre iguales y ofrecidos sin cesar año tras año,
de hacer perfectos a quienes intentan acercarse a Dios. Porque si la ley fuera
capaz de ello, ciertamente tales sacrificios hubieran dejado de ofrecerse,
puesto que los que practican ese culto, de haber sido purificados para siempre,
no tendrían ya conciencia de pecado. Por el contrario, con esos sacrificios se
renueva cada año la conciencia de los pecados, porque es imposible que pueda
borrarlos la sangre de toros y machos cabríos.
Por
eso, al entrar al mundo, Cristo dijo, conforme al salmo: No quisiste
víctimas ni ofrendas; en cambio, me has dado un cuerpo. No te agradaron los
holocaustos ni los sacrificios por el pecado; entonces dije –porque a mí se
refiere la Escritura–: “Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad”.
Comienza
por decir: No
quisiste víctimas ni ofrendas, no te agradaron los holocaustos ni los
sacrificios por el pecado –siendo así que eso es lo que pedía la ley–; y luego
añade: “Aquí
estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad”.
Con
esto, Cristo suprime los antiguos sacrificios, para establecer el nuevo. Y en
virtud de esta voluntad, todos quedamos santificados por la ofrenda del cuerpo
de Jesucristo, hecha una vez por todas.
Palabra de Dios.
SALMO
RESPONSORIAL Del salmo 39
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Esperé
en el Señor con gran confianza; él se inclinó hacia mí y escuchó mis plegarias.
Él me puso en la boca un canto nuevo, un himno a nuestro Dios. R.
Sacrificios
y ofrendas no quisiste, abriste, en cambio, mis oídos a tu voz. No exigiste
holocaustos por la culpa, así que dije: “Aquí estoy”. R.
He
anunciado tu justicia en la gran asamblea; no he cerrado mis labios, tú lo
sabes, Señor. R.
No
callé tu justicia, antes bien, proclamé tu lealtad y tu auxilio. Tu amor y tu
lealtad no los he ocultado a la gran asamblea. R.
ACLAMACIÓN
ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Mt 11, 25
R. Aleluya, aleluya.
Yo
te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los
misterios del Reino a la gente sencilla. R.
EVANGELIO
El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi
hermano, mi hermana y mi madre.
Del
santo Evangelio según san Marcos: 3, 31-35
En
aquel tiempo, llegaron a donde estaba Jesús, su madre y sus parientes; se
quedaron fuera y lo mandaron llamar. En torno a él estaba sentada una multitud,
cuando le dijeron: “Ahí fuera están tu madre y tus hermanos, que te buscan”.
Él
les respondió: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?”. Luego, mirando
a los que estaban sentados a su alrededor, dijo: “Éstos son mi madre y mis
hermanos. Porque el que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi
hermana y mi madre”.
Palabra del Señor.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta,
Señor, las ofrendas que te presentamos; y dirige con tu continua protección a
la santa Iglesia en unión con nuestro Papa Francisco, a quien constituiste su
pastor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN Jn 21, 15. 17
Simón,
hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes
que te quiero.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Al
participar de este banquete celestial, te suplicamos, Señor, que por la
eficacia de este sacramento confirmes a tu Iglesia en la unidad y en la
caridad, y que a tu siervo el Papa Francisco, a quien diste el encargo de
pastorearla, lo salves y protejas, junto con el rebaño a él confiado. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
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