Feria
Verde
Jueves
22 de enero
ANTÍFONA
DE ENTRADA Ef 4, 4-6
Un
solo cuerpo y un solo Espíritu, como es también sólo una la esperanza del
llamamiento que ustedes han recibido. Un solo Señor, una sola fe, un solo
bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que reina sobre todos, actúa a través
de todos y vive en todos.
ORACIÓN
COLECTA
Mira,
Señor, con bondad a tu pueblo y derrama sobre él los dones de tu Espíritu, para
que crezca siempre en él el amor a la verdad y busque, con firme propósito y
con obras, la perfecta unidad de los cristianos. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por
los siglos de los siglos.
PRIMERA
LECTURA
Cristo se ofreció a sí mismo en sacrificio de una
vez para siempre.
De
la carta a los hebreos: 7, 23–8, 6
Hermanos:
Durante la antigua alianza hubo muchos sacerdotes, porque la muerte les impedía
permanecer en su oficio. En cambio, Jesús tiene un sacerdocio eterno, porque él
permanece para siempre. De ahí que sea capaz de salvar, para siempre, a los que
por su medio se acercan a Dios, ya que vive eternamente para interceder por
nosotros.
Ciertamente
que un sumo sacerdote como éste era el que nos convenía: santo, inocente,
inmaculado, separado de los pecadores y elevado por encima de los cielos; que
no necesita, como los demás sacerdotes, ofrecer diariamente víctimas, primero
por sus pecados y después por los del pueblo, porque esto lo hizo de una vez
para siempre, ofreciéndose a sí mismo. Porque los sacerdotes constituidos por
la ley eran hombres llenos de fragilidades; pero el sacerdote constituido por
las palabras del juramento posterior a la ley, es el Hijo eternamente perfecto.
Ahora
bien, lo más importante de lo que estamos diciendo es que tenemos en Jesús a un
sumo sacerdote tan excelente, que está sentado a la derecha del trono de Dios
en el cielo, como ministro del santuario y del verdadero tabernáculo, levantado
por el Señor y no por los hombres.
Todo
sumo sacerdote es nombrado para que ofrezca dones y sacrificios; por eso era
también indispensable que él tuviera algo que ofrecer. Si él se hubiera quedado
en la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo ya quienes ofrecieran los
dones prescritos por la ley. Pero éstos son ministros de un culto que es figura
y sombra del culto celestial, según lo reveló Dios a Moisés, cuando le mandó
que construyera el tabernáculo: Mira, le dijo, lo harás todo según el modelo que te mostré en el monte. En cambio, el
ministerio de Cristo es tanto más excelente, cuanto que él es el mediador de
una mejor alianza, fundada en mejores promesas.
Palabra de Dios.
SALMO
RESPONSORIAL Del salmo 39
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Sacrificios
y ofrendas no quisiste, abriste, en cambio, mis oídos a tu voz. No exigiste
holocaustos por la culpa, así que dije: “Aquí estoy”. R.
En
tus libros se me ordena hacer tu voluntad; esto es, Señor, lo que deseo: tu ley
en medio de mi corazón. R.
He
anunciado tu justicia en la gran asamblea; no he cerrado mis labios, tú lo
sabes, Señor. R.
Que
se gocen en ti y que se alegren todos los que te buscan. Cuantos quieren de ti
la salvación repiten sin cesar: “¡Qué grande es Dios!”. R.
ACLAMACIÓN
ANTES DEL EVANGELIO Cfr. 2 Tim 1, 10
R. Aleluya, aleluya.
Jesucristo,
nuestro Salvador, ha vencido la muerte y ha hecho resplandecer la vida por
medio del Evangelio. R.
EVANGELIO
Los espíritus inmundos gritaban: “Tú eres el Hijo
de Dios”. Pero Jesús les prohibía que lo manifestaran.
Del
santo Evangelio según san Marcos: 3, 7-12
En
aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, seguido
por una muchedumbre de galileos. Una gran multitud, procedente de Judea y
Jerusalén, de Idumea y Transjordania y de la parte de Tiro y Sidón, habiendo
tenido noticias de lo que Jesús hacía, se trasladó a donde él estaba.
Entonces
rogó Jesús a sus discípulos que le consiguieran una barca para subir en ella,
porque era tanta la multitud, que estaba a punto de aplastarlo.
En
efecto, Jesús había curado a muchos, de manera que todos los que padecían algún
mal, se le echaban encima para tocarlo. Cuando los poseídos por espíritus
inmundos lo veían, se echaban a sus pies y gritaban: “Tú eres el Hijo de Dios”.
Pero Jesús les prohibía que lo manifestaran.
Palabra del Señor.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Que
el sacrificio que te ofrecemos, Señor, nos purifique y también haga partícipes,
finalmente, de los mismos sacramentos a todos a quienes nos une un mismo
bautismo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN Jn 17, 21. 23
Que
todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti, somos uno, a fin de que sean
uno en nosotros: yo en ellos y tú en mí, para que su unidad sea perfecta.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados
con el sacramento de tu Hijo, te pedimos, Señor, que renueves en tu Iglesia la
gracia de santificar que le has concedido, y que todos los que se glorían del
nombre cristiano, merezcan servirte en la unidad de la fe. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
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