Memoria
Blanco
San Antonio Abad
Sábado
17 de enero
ANTÍFONA
DE ENTRADA Cfr. Sal 91, 13-14
El
justo florecerá como palmera, y se multiplicará como cedro del Líbano, plantado
en la casa del Señor, en los atrios de la casa de nuestro Dios.
ORACIÓN
COLECTA
Señor
Dios, que otorgaste a san Antonio, abad, el don de servirte en el desierto con
una vida admirable, concédenos, por su intercesión, que, negándonos a nosotros
mismos, te amemos siempre sobre todas las cosas. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por
los siglos de los siglos.
PRIMERA
LECTURA
Acerquémonos
con plena confianza al trono de la gracia.
De
la carta a los hebreos: 4, 12-16
Hermanos:
La palabra de Dios es viva, eficaz y más penetrante que una espada de dos
filos. Llega hasta lo más íntimo del alma, hasta la médula de los huesos y
descubre los pensamientos e intenciones del corazón. Toda creatura es
transparente para ella. Todo queda al desnudo y al descubierto ante los ojos de
aquel a quien debemos rendir cuentas.
Puesto
que Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro sumo sacerdote, que ha entrado en el
cielo, mantengamos firme la profesión de nuestra fe. En efecto, no tenemos un
sumo sacerdote que no sea capaz de compadecerse de nuestros sufrimientos,
puesto que él mismo ha pasado por las mismas pruebas que nosotros, excepto el
pecado.
Acerquémonos,
por lo tanto, con plena confianza, al trono de la gracia, para recibir
misericordia, hallar la gracia y obtener ayuda en el momento oportuno.
Palabra
de Dios.
SALMO
RESPONSORIAL Del salmo 18
R. Tú
tienes, Señor, palabras de vida eterna.
La
ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma; inmutables son las
palabras del Señor y hacen sabio al sencillo. R.
En
los mandamientos del Señor hay rectitud y alegría para el corazón; son luz los
preceptos del Señor para alumbrar el camino. R.
La
voluntad de Dios es santa y para siempre estable; los mandamientos del Señor
son verdaderos y enteramente justos. R.
Que
te sean gratas las palabras de mi boca y los anhelos de mi corazón. Haz, Señor,
que siempre te busque, pues eres mi refugio y salvación. R.
ACLAMACIÓN
ANTES DEL EVANGELIO Lc 4, 18
R. Aleluya,
aleluya.
El
Señor me ha enviado para llevar a los pobres la buena nueva y anunciar la
liberación a los cautivos. R.
EVANGELIO
No he venido para llamar a los justos, sino a los pecadores.
Del
santo Evangelio según san Marcos: 2, 13-17
En
aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a caminar por la orilla del lago; toda la
muchedumbre lo seguía y él les hablaba. Al pasar, vio a Leví (Mateo), el hijo
de Alfeo, sentado en el banco de los impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se
levantó y lo siguió.
Mientras
Jesús estaba a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se
sentaron a la mesa junto con Jesús y sus discípulos, porque eran muchos los que
lo seguían. Entonces unos escribas de la secta de los fariseos, viéndolo comer
con los pecadores y publicanos, preguntaron a sus discípulos: “¿Por qué su
maestro come y bebe en compañía de publicanos y pecadores?”.
Habiendo
oído esto, Jesús les dijo: “No son los sanos los que tienen necesidad del
médico, sino los enfermos. Yo no he venido para llamar a los justos, sino a los
pecadores”.
Palabra
del Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta,
Señor, las ofrendas de nuestro servicio, que presentamos en tu altar en la
conmemoración de san Antonio, y concédenos que, libres de las ataduras de este
mundo, seas tú nuestra única riqueza. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN Cfr. Mt 19, 21
Si
quieres ser perfecto, ve y vende lo que tienes, dales el dinero a los pobres, y
sígueme, dice el Señor.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados
con el sacramento de la salvación, concédenos, Dios nuestro, que siempre superemos
todas las insidias del enemigo, tú que le concediste a san Antonio lograr tan
ilustres victorias contra el poder de las tinieblas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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