Feria
Verde
Viernes
16 de enero
ANTÍFONA
DE ENTRADA Cfr. Sab 11, 23. 24. 26
Señor,
tú tienes misericordia de todos y nunca odias a tus creaturas; borras los
pecados de los hombres que se arrepienten, y los perdonas, porque tú, Señor,
eres nuestro Dios.
ORACIÓN
COLECTA
Señor,
escucha bondadoso nuestros ruegos y perdona nuestros pecados, para que nos
concedas juntamente tu perdón y tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los
siglos de los siglos.
PRIMERA
LECTURA
Apresurémonos a entrar en el descanso del Señor.
De
la carta a los hebreos: 4, 1-5. 11
Hermanos:
Mientras está en pie la promesa de entrar en el descanso de Dios, tengamos
cuidado, no sea que alguno se quede fuera. Porque a nosotros también se nos ha
anunciado este mensaje de salvación, lo mismo que a los israelitas en el
desierto; pero a ellos no les sirvió de nada oírlo, porque no lo recibieron con
fe. En cambio, nosotros, que hemos creído, ciertamente entraremos en aquel
descanso, al que se refería el Señor, cuando dijo: Por eso juré en mi cólera que no
entrarían en mi descanso.
Los
trabajos de Dios terminaron con la creación del mundo, ya que al hablar del
séptimo día, la Escritura dice que Dios descansó de todos sus trabajos el día séptimo; y en el pasaje
de que estamos hablando, afirma que no entrarían en su descanso.
Apresurémonos,
pues, a entrar en ese descanso; no sea que alguno caiga en la infidelidad, como
les sucedió a los israelitas.
Palabra de Dios.
SALMO
RESPONSORIAL Del salmo 77
R. No olvidemos las hazañas del Señor.
Cuanto
hemos escuchado y conocemos del poder del Señor y de su gloria, cuanto nos han
narrado nuestros padres, nuestros hijos lo oirán de nuestra boca. R.
Que
ellos también lo cuenten a sus hijos para que en Dios coloquen su esperanza,
cumplan los mandamientos del Señor y no echen al olvido sus hazañas. R.
Que
no vayan a ser, como sus padres, generación rebelde y obstinada, inconstante de
corazón e infiel a Dios, de alma. R.
ACLAMACIÓN
ANTES DEL EVANGELIO Lc 7, 16
R. Aleluya, aleluya.
Un
gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo. R.
EVANGELIO
El Hijo del hombre tiene poder para perdonar los
pecados.
Del
santo Evangelio según san Marcos: 2, 1-12
Cuando
Jesús volvió a Cafarnaúm, corrió la voz de que estaba en casa, y muy pronto se
aglomeró tanta gente, que ya no había sitio frente a la puerta. Mientras él
enseñaba su doctrina, le quisieron presentar a un paralítico, que iban cargando
entre cuatro. Pero como no podían acercarse a Jesús por la cantidad de gente,
quitaron parte del techo, encima de donde estaba Jesús, y por el agujero
bajaron al enfermo en una camilla.
Viendo
Jesús la fe de aquellos hombres, le dijo al paralítico: “Hijo, tus pecados te
quedan perdonados”. Algunos escribas que estaban allí sentados comenzaron a
pensar: “¿Por qué habla éste así? Eso es una blasfemia. ¿Quién puede perdonar
los pecados sino sólo Dios?”.
Conociendo Jesús lo que estaban pensando, les dijo: “¿Por qué piensan así? ¿Qué es más fácil, decirle al paralítico: ‘Tus pecados te son perdonados’ o decirle: ‘Levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa’? Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados –le dijo al paralítico–: Yo te lo mando: levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa”.
El
hombre se levantó inmediatamente, recogió su camilla y salió de allí a la vista
de todos, que se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: “¡Nunca
habíamos visto cosa igual!”.
Palabra del Señor.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Te
ofrecemos, Señor, este sacrificio de reconciliación y de alabanza, para que,
compadecido, perdones nuestros pecados y dirijas tú mismo nuestro vacilante
corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN Lc 15, 10
Habrá
gran alegría entre los ángeles del cielo, por un solo pecador que se convierta.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos,
Dios misericordioso, a quienes, por este sacrificio, hemos recibido el perdón
de nuestros pecados, que con tu gracia podamos evitarlos de ahora en adelante y
servirte con sincero corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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