Morado
Miércoles
17 de diciembre
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 49, 13
Alégrense
los cielos y regocíjese la tierra, porque vendrá el Señor y tendrá compasión de
sus pobres.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, creador y redentor del género humano, que quisiste que tu Palabra se encarnara en el seno purísimo de la siempre virgen María, atiende, propicio, a nuestras súplicas, y haz que tu Unigénito, revestido de nuestra humanidad, se digne hacernos partícipes de su vida divina. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
No se apartará de Judá el cetro.
Del
libro del Génesis: 49, 2. 8-10
En
aquellos días, Jacob llamó a sus hijos y les habló así: “Acérquense y
escúchenme, hijos de Jacob; escuchen a su padre, Israel. A ti, Judá, te alabarán
tus hermanos; pondrás la mano sobre la cabeza de tus enemigos; se postrarán
ante ti los hijos de tu padre.
Cachorro
de león eres, Judá: has vuelto de matar la presa, hijo mío, y te has echado a
reposar, como un león. ¿Quién se atreverá a provocarte?
No se
apartará de Judá el cetro, ni de sus descendientes, el bastón de mando, hasta
que venga aquel a quien pertenece y a quien los pueblos le deben obediencia”.
Palabra de
Dios.
SALMO RESPONSORIAL Del salmo 71
R/. Ven, Señor,
rey de justicia y de paz.
Comunica,
Señor, al rey tu juicio, y tu justicia al que es hijo de reyes; así tu siervo
saldrá en defensa de tus pobres y regirá a tu pueblo justamente. R/.
Justicia
y paz ofrecerán al pueblo las colinas y los montes. El rey hará justicia al oprimido
y salvará a los hijos de los pobres. R/.
Florecerá
en sus días la justicia y reinará la paz, era tras era. De mar a mar se
extenderá su reino y de un extremo al otro de la tierra. R/.
Que bendigan al Señor eternamente, y tanto como el sol,
viva su nombre. Que él sea la bendición del mundo entero y lo aclamen dichoso
las naciones. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/. Aleluya, aleluya.
Sabiduría
del Altísimo, que dispones todas las cosas con fortaleza y con suavidad, ven a
enseñarnos el camino de la vida. R/.
EVANGELIO
Genealogía de Jesucristo, hijo de David.
Del
santo Evangelio según san Mateo: 1, 1-17
Genealogía
de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, Isaac
a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos; Judá engendró de Tamar a Fares y a
Zará; Fares a Esrom, Esrom a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a
Salmón, Salmón engendró de Rajab a Booz; Booz engendró de Rut a Obed, Obed a
Jesé, y Jesé al rey David.
David
engendró de la mujer de Urías a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abiá, Abiá
a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram,
Joram
a Ozías, Ozías a Joatam, Joatam a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías a Manasés,
Manasés a Amón, Amón a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos
durante el destierro en Babilonia.
Después
del destierro en Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel,
Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquim, Eliaquim a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a
Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, y Jacob
engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
De
modo que el total de generaciones, desde Abraham hasta David, es de catorce;
desde David hasta la deportación a Babilonia, es de catorce, y desde la
deportación a Babilonia hasta Cristo, es de catorce.
Palabra del
Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Santifica, Señor, estos dones de tu Iglesia y concédenos que, por estos venerables misterios, merezcamos ser plenamente reanimados por este pan celestial. Por Jesucristo, nuestro Señor.ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Ag 2, 7
Miren que vendrá el deseado de todas las naciones, y la casa del Señor se llenará de gloria.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te rogamos, Dios todopoderoso, que, saciados ya por estos sagrados dones, hagamos nuestro el anhelo de resplandecer, encendidos en la luz de tu Espíritu, como estrellas luminosas, ante la mirada de tu Hijo Jesucristo, que ya viene a nosotros. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Te rogamos, Dios todopoderoso, que, saciados ya por estos sagrados dones, hagamos nuestro el anhelo de resplandecer, encendidos en la luz de tu Espíritu, como estrellas luminosas, ante la mirada de tu Hijo Jesucristo, que ya viene a nosotros. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
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