Morado o rosa
III
DOMINGO DE ADVIENTO
14
de diciembre
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr.
Flp 4, 4. 5
Estén
siempre alegres en el Señor, les repito, estén alegres. El Señor está cerca.
No se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios
nuestro, que contemplas a tu pueblo esperando fervorosamente la fiesta del
nacimiento de tu Hijo, concédenos poder alcanzar la dicha que nos trae la
salvación y celebrarla siempre, con la solemnidad de nuestras ofrendas y con
vivísima alegría. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
Me alegro en el Señor con toda
el alma.
Del
libro del profeta Isaías: 61, 1-2. 10-11
El
espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido y me ha enviado para
anunciar la buena nueva a los pobres, a curar a los de corazón quebrantado, a
proclamar el perdón a los cautivos, la libertad a los prisioneros, y a pregonar
el año de gracia del Señor.
Me
alegro en el Señor con toda el alma y me lleno de júbilo en mi Dios, porque me
revistió con vestiduras de salvación y me cubrió con un manto de justicia, como
el novio que se pone la corona, como la novia que se adorna con sus joyas. Así
como la tierra echa sus brotes y el jardín hace germinar lo sembrado en él, así
el Señor hará brotar la justicia y la alabanza ante todas las naciones.
Palabra de
Dios.
SALMO RESPONSORIAL Lucas 1
R/. Mi espíritu
se alegra en Dios, mi salvador.
Mi
alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador,
porque puso los ojos en la humildad de su esclava. R/.
Desde
ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes
cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre, y su misericordia llega de
generación en generación a los que lo temen. R/.
A los
hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió sin nada.
Acordándose de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo. R/.
SEGUNDA LECTURA
Conservémonos irreprochables
en cuerpo y alma hasta la llegada del Señor.
De la
primera carta del apóstol san Pablo a los tesalonicenses: 5, 16-24
Hermanos:
Vivan siempre alegres, oren sin cesar, den gracias en toda ocasión, pues esto
es lo que Dios quiere de ustedes en Cristo Jesús. No impidan la acción del
Espíritu Santo, ni desprecien el don de profecía; pero sométanlo todo a prueba
y quédense con lo bueno. Absténganse de toda clase de mal. Que el Dios de la
paz los santifique a ustedes en todo y que todo su ser, espíritu, alma y
cuerpo, se conserve irreprochable hasta la llegada de nuestro Señor Jesucristo.
El que los ha llamado es fiel y cumplirá su promesa.
Palabra de
Dios.
ACLAMACIÓN ANTES
DEL EVANGELIO Is 61, 1 (cit. en Lc 4, 18)
R/. Aleluya,
aleluya.
El
Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha enviado para anunciar la buena nueva a
los pobres. R/.
EVANGELIO
En medio de ustedes hay uno al
que ustedes no conocen.
Del
santo Evangelio según san Juan: 1, 6-8. 19-28
Hubo
un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Éste vino como testigo, para
dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la
luz, sino testigo de la luz.
Éste
es el testimonio que dio Juan el Bautista, cuando los judíos enviaron desde
Jerusalén a unos sacerdotes y levitas para preguntarle: “¿Quién eres tú?”.
Él
reconoció y no negó quién era. Él afirmó: “Yo no soy el Mesías”. De nuevo le
preguntaron: “¿Quién eres, pues? ¿Eres Elías?”.
Él
les respondió: “No lo soy”. “¿Eres el profeta?”. Respondió: “No”. Le dijeron:
“Entonces dinos quién eres, para poder llevar una respuesta a los que nos
enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?”. Juan les contestó: “Yo soy la voz que grita en el desierto: ‘Enderecen el camino del
Señor’, como anunció el profeta Isaías”.
Los
enviados, que pertenecían a la secta de los fariseos, le preguntaron: “Entonces
¿por qué bautizas, si no eres el Mesías, ni Elías, ni el profeta?”. Juan les
respondió: “Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno, al que
ustedes no conocen, alguien que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de
desatarle las correas de sus sandalias”. Esto sucedió en Betania, en la otra
orilla del Jordán, donde Juan bautizaba.
Palabra del
Señor.
Se dice Credo.
ORACIÓN SOBRE LAS
OFRENDAS
Que
este sacrificio, Señor, que te ofrecemos con devoción, nunca deje de
realizarse, para que cumpla el designio que encierra tan santo misterio y obre
eficazmente en nosotros tu salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr.
Is 35, 4
Digan
a los cobardes: “¡Ánimo, no teman!; miren a su Dios: viene en persona a
salvarlos”.
ORACIÓN DESPUÉS DE
LA COMUNIÓN
Imploramos,
Señor, tu misericordia, para que estos divinos auxilios nos preparen,
purificados de nuestros pecados, para celebrar las fiestas venideras. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
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